Qué justificaciones puede dar la aerolínea para no compensar

La compensación por retrasos, cancelaciones o cambios importantes en los vuelos es un tema cada vez más debatido, y las aerolíneas a menudo parecen evasivas en su aplicación. Si bien las regulaciones como la UE261 establecen derechos para los pasajeros, existen circunstancias en las que la compensación no es obligatoria. Comprender estas excepciones es crucial para saber cuáles son tus derechos y cómo puedes intentar obtener una compensación en casos justificados. Este artículo se enfoca en las principales justificaciones que las aerolíneas pueden utilizar para no ofrecer una indemnización, desglosando las situaciones más comunes y cómo abordarlas.
Este análisis exhaustivo pretende ofrecer una visión clara de los límites de la compensación aérea, evitando confusiones y facilitando la toma de decisiones informadas. Es importante recordar que la aplicación de estas excepciones puede variar según la jurisdicción, la política de cada aerolínea y las circunstancias específicas del vuelo. Por lo tanto, es fundamental documentar todos los detalles del incidente y conocer tus derechos para maximizar tus posibilidades de éxito en cualquier reclamación.
1. Fuerza Mayor
Las aerolíneas argumentan frecuentemente que los retrasos o cancelaciones se deben a eventos de “fuerza mayor”, situaciones imprevisibles e inevitables que les impiden cumplir con sus obligaciones contractuales. Estos eventos pueden incluir fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas, huracanes o nevadas que impiden el vuelo seguro, fallas técnicas que no pudieron ser reparadas en el tiempo, o incluso actos de terrorismo o disturbios civiles. Es vital entender que la fuerza mayor no es simplemente un inconveniente; debe ser una causa real e imprevisible que impida la ejecución del vuelo. La aerolínea deberá demostrar la existencia y el impacto de estos eventos, proporcionando documentación que lo respalde.
Sin embargo, la carga de la prueba recae en la aerolínea para demostrar que la fuerza mayor fue la verdadera causa del problema, y no simplemente una falta de planificación o gestión eficiente. Las aerolíneas a menudo intentan presentar un evento como “fuerza mayor” cuando un retraso podría haberse evitado con una mejor preparación o comunicación. Por lo tanto, es importante recopilar pruebas adicionales, como imágenes meteorológicas, informes de mantenimiento o testimonios de testigos, para fortalecer tu reclamación. El simple hecho de que el vuelo se retrase debido a una reparación no urgente no necesariamente constituye fuerza mayor.
2. Problemas Técnicos Preventivos
Otro argumento común de las aerolíneas es que los retrasos o cancelaciones se deben a problemas técnicos preventivos, es decir, intervenciones programadas para mantener la aeronave en perfectas condiciones de vuelo y garantizar la seguridad de los pasajeros. Estas intervenciones pueden incluir inspecciones exhaustivas, reparaciones rutinarias o la sustitución de piezas, que se realizan de forma preventiva para evitar posibles fallos durante el vuelo. La aerolínea argumenta que, al realizar estas medidas, se minimiza el riesgo de accidentes y se garantiza la seguridad de todos los pasajeros.
No obstante, es crucial que estas intervenciones sean reales y no simplemente una excusa para retrasar un vuelo. Es necesario que la aerolínea demuestre que la reparación o inspección fue esencial para la seguridad y que no había otras opciones disponibles para evitar el retraso. A menudo, las aerolíneas utilizan esta justificación para justificar retrasos prolongados, sin ofrecer una alternativa o compensación al pasajero afectado. Verificar la información proporcionada por la aerolínea y, si es posible, solicitar un informe técnico sobre el problema es fundamental.
3. Cambios en el Horario por Parte de la Aerolínea
Las aerolíneas suelen señalar que cualquier cambio en el horario de vuelo, ya sea por retraso, desvío o modificación, es responsabilidad del pasajero y no justifica la compensación. Argumentan que el pasajero asume el riesgo de que los horarios puedan cambiar y que, por lo tanto, no tiene derecho a una compensación si estos cambios no están relacionados con un evento de fuerza mayor o un problema técnico que les sea imputable. Esta cláusula, sin embargo, a menudo se considera abusiva por parte de los consumidores.
Sin embargo, es importante destacar que la simple modificación del horario no siempre justifica la negativa a compensar. Si el cambio en el horario implica un retraso significativo y no se justifica por un evento de fuerza mayor o un problema técnico que les afecte directamente a la aerolínea, puede ser elegible para la compensación. La clave está en la magnitud del cambio y en la causalidad entre el cambio y la situación del pasajero. Un pequeño ajuste de horario, por ejemplo, generalmente no justifica la compensación.
4. Vuelos Programados a Destinos No Regulados

Una excepción importante se aplica a los vuelos que operan a destinos que no están sujetos a las regulaciones de compensación, como la UE261. Por ejemplo, los vuelos a países que no han ratificado la conveniencia aérea de la Unión Europea, o vuelos dentro de un mismo país que no tienen una legislación específica en materia de compensación, generalmente no están sujetos a sus disposiciones. Esto significa que, en estos casos, las aerolíneas no están obligadas a ofrecer compensación por retrasos o cancelaciones.
En estos escenarios, los derechos del pasajero se limitan a los establecidos en el contrato de transporte entre el pasajero y la aerolínea. Es fundamental verificar la legislación aplicable al destino del vuelo para determinar si existen derechos adicionales. Además, las aerolíneas pueden ofrecer alternativas, como reubicación en el vuelo más próximo o reembolso del billete, pero no están obligadas a ofrecer compensación.
5. Pasajeros que no cumplen con los requisitos de viaje
Las aerolíneas también pueden argumentar que el incumplimiento de los requisitos de viaje por parte del pasajero, como la falta de pasaporte válido, documentos de viaje incorrectos o no cumplir con las restricciones de viaje aplicables (como las restricciones COVID-19), es la causa del retraso o cancelación. En estos casos, la aerolínea argumenta que el retraso o la cancelación no son su responsabilidad, ya que se deben al error del pasajero.
No obstante, la responsabilidad de la aerolínea a menudo se considera limitada a verificar la documentación del pasajero, y en caso de no verificarla correctamente, se considera una omisión que podría dar lugar a una compensación. Es importante que la aerolínea demuestre claramente que el incumplimiento del pasajero fue la causa directa del problema y no una simple negligencia. La carga de la prueba recae en la aerolínea para demostrar que el retraso o la cancelación fueron consecuencia del incumplimiento del pasajero y no de una acción u omisión de la aerolínea.
Conclusión
Aunque las regulaciones de compensación aérea buscan proteger a los pasajeros ante retrasos o cancelaciones, existen una serie de excepciones que las aerolíneas pueden invocar. Es crucial que los viajeros estén informados sobre estas posibles justificaciones y que conozcan sus derechos para poder reclamar adecuadamente en caso de ser necesario. La clave está en recopilar la mayor cantidad de información posible y presentar una reclamación documentada y bien fundamentada.
Finalmente, es importante recordar que las normativas en materia de compensación aérea están en constante evolución, y la interpretación de las excepciones puede variar según la jurisdicción. Recomendar a los pasajeros que consulten la legislación vigente en su país y que, en caso de duda, busquen asesoramiento legal para maximizar sus oportunidades de obtener una compensación justa. La transparencia y la comunicación clara por parte de las aerolíneas son fundamentales para garantizar un trato justo a los viajeros.
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